El conflicto es inherente a la vida en sociedad: existe y forma parte de nuestra vida. Una adecuanda gestión de las emociones y de la comunicación, ayudará a la transformación del mismo.
Por mi experiencia profesional estoy siempre inmersa en distinto tipos de negociaciones.
Parece que en el ámbito laboral, en este tipo de situaciones, se deja al margen el plano emocional, pero nada más distinto de la realidad. En las negociaciones se puede llegar a situaciones que resultan conflictivas, y en todo conflicto la carga emocional puede ser intensa. La gestión de este “Conflicto” es fundamental para conseguir buenos resultados.
Hace unos años decidí hacer un Máster en Mediación y Gestión de conflictos, pensando siempre en lo que podría ayudarme en mí día a día en el trabajo, y quien sabe, también tal vez poder darle un giro a mi carrera.
A día de hoy no ejerzo como mediadora… ¿o sí? Una de las primeras cosas que aprendí es que el Conflicto es inherente al ser humano.
Existen conflictos Intrapersonales (podríamos decir que con nosotros mismos), y conflictos Interpersonales. Todos hemos vivido en más de una ocasión situaciones que nos han enfrentado a otra persona porque teníamos posiciones distintas ante una situación, uno quiere una cosa y nosotros queremos otra. Y a veces somos espectadores de esos conflictos entre otras personas, donde nos vemos involucrados porque tenemos relación. Y aquí es donde entra lo que aprendí de la Mediación, y que me hace ser mediadora no profesional en muchas ocasiones.
Si algo es importante cuando hay un conflicto es querer solucionarlo
Sobre todo porque queremos seguir teniendo relación con esa otra parte (en mayor o menor medida).
Cuando dos personas están enfrentadas cada una lleva su posición o postura a ese conflicto y no se escuchan entre ellas, pero ambas partes quieren ser escuchadas, porque cada una tiene una historia que contar. Para poder trabajar ese conflicto es importante crear un espacio de diálogo y comunicación, un espacio de conversación.
Hay que estar atentos a las emociones que afloran
Así como a la comunicación no verbal que existe y que tanta información oculta nos puede dar.
Sólo así se podrá gestionar de forma positiva esas emociones, sólo cuando han aflorado y se han identificado.
Si se consigue transformar la historia que trae cada parte al conflicto en positivo, si se consigue escuchar al otro, será más viable poder entender realmente cuales son las necesidades que subyacen debajo de esas firmes posiciones que tienen esas dos personas enfrentadas. Y estas situaciones forman parte de la vida, de nuestra vida.
Necesidades no satisfechas pueden suponer un problema, y muchos problemas se convierten al final en un conflicto.
De nosotros depende querer solucionarlo, y para ello debemos responsabilizarnos y utilizar las muchas herramientas que disponemos que nos ayudan a crear un espacio de diálogo: escuchar al otro y ser escuchados, identificar los sentimientos del otro y poder identificar y trabajar los nuestros, usar un lenguaje positivo (con nosotros y con la otra parte), generar confianza (esa que tanto reclamamos para nosotros), preguntar para confirmar si lo que suponemos es cierto (y veréis como os preguntan también..), identificar que necesita la otra parte y poder expresar tus necesidades, … Todo esto nos ayudará a crear un clima de buena comunicación, y será el primer paso para conseguir soluciones alternativas que nos ayuden a diluir ese conflicto.
Os dejo dos frases maravillosas de Albert Einstein que para mi son esenciales en cuanto a las relaciones humanas y gestión de los conflictos: y .
“Si quieres resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”
Albert Einstein
”La mente es como un paracaídas… Sólo funciona si la tenemos abierta”
Albert Einstein
Gestionar adecuadamente un conflicto es un tema de Actitud, y no de Aptitud.